sábado, 16 de marzo de 2013







La habitación se cae a pedazos,
las paredes están siendo rasguñadas,
quizás por mi, quizás por un nuevo comienzo.

Confieso que aún no se,
si es que se caen a pedazos
o sí es el cemento, que todavía no secó.

Me cuesta creer y dejo a la duda intranquila.

Afuera llueve,
o me gustaría creerlo.
Me agrada imaginar diferentes climas.

Escribo recostado, semidesnudo,
sobre una pared, casi tan húmeda
como las calles de Córdoba luego de la lluvia;
bajo en este otoño, que lagrimea.