jueves, 18 de agosto de 2011

Mátame, asesínalo, mátame.



¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?



Cuando el problema no es problema, cuando la locura puede más y se hace notar. Es complicado vivir, es complicado vivir el placer de vivir. La hermosura de seguir. El desorden matutino, las hojas olvidadas sobre el agua. Un otoño que manipula, un invierno que no existió.
La dulzura de una boca, o cualquier boca, en especial la suya, que tanta paz me da. Y te dio. La suavidad de la calma, de la evaporización de esta paranoia. Una serie de promesas que nunca se dijeron, un amor loco de amor.
La corriente cada vez más fuerte, moviendo las rocas de estas problemáticas sin fin. Los salmones locos por naufragar, más adelante.
Tu arcoíris que no gusta de aparecer. Un mate que le hace asco a este azúcar. Su vida y sus problemas, que necesitan el calor de mi cuerpo, de mi abrazo. El calor de este licor que recorre tu garganta, mientras que la mía arde por gritar Te quiero.
La ganas de caer, de decir nunca más. Infiltrarse entre las aguas y volar, sin soñar, nada, basta. Salir y voltear este reloj de arena, cambiar esas cicatrices que arden antes de lastimar. Y por pensar, por no pensar, por avanzar, por no mirar. Y entiendo que quieras lo mismo.
Ahora te digo que quiero soñar, rezar, descansar. Desaparecer, de vos que no me dejas. Que reaccionas antes de que te diga que no, o que algo. Y nada de que yo no puedo. Que no quiero. Quizás pueda matarte. Sacarte, porque no aguanto más. Cagón. Y probablemente cortarte las manos, y que no puedas escribir, como tanto te gusta y no te sale. Y te mueras en tu angustia. Y no puedas ni decir, ni hablar, ni cantar, ni soñar, y ni besar, ni hacer el amor, y ni engañarte, ni mentirte y mentirme como lo haces. ¿Cómo lo haces? ¿No te cansas acaso? Es lindo ser feliz, yo te digo. Créeme de una vez por todas. Vos podes, pero así no. Así vas a hacer que te mate; y no hay algo que quiera tanto como eso. ¿Otra oportunidad? ¿Qué tenés para darme a cambio? No te gastes en ofrecerme tu alma, no la quiero.
-Entonces no tenemos más de que hablar. Voy a morir por ella, con vos. Voy a morir por el placer, por el hermoso placer de hacerle el amor a su sonrisa, su risa y su vida. Voy a brindar por tu salud, y mi razón de ser. Mientras mi Suerte engañe tu Muerte te vas a mantener ocupado.
-Voy a seguir aquí. ¿No lo entiendes?
-Sí. Por eso mismo, ponte cómodo, el café no se nos va a enfriar nunca. La arena jamás se va a deslizar por nosotros dos.
- Y si en lugar de platicar conmigo, ¿haces algo con tu vida?
-Es porque no la veo bien. Tengo un mal presentimiento de a ratos.
-Eso déjamelo a mí. No me quites papel.
-Pero, ¿Entonces?
-Anda, ocupáte.